Una vez tratados los acontecimientos y adversidades que rodearon la
celebración del “Atalaya Fashion
Carnival Friday” y la descripción de los mejores momentos
de la alfombra roja en la entrada del “Atalaya
Pavillium”, en esta
última crónica vamos a detallar los momentos estelares de la celebración.
A las 15 horas comenzaba la llegada de los protagonistas. La banda de “Alí Babá y los 40 ladrones“ salieron de la cueva en misión de reclutamiento,
emplearon la estrategia de “Divide y Vencerás” y
cada clase fue sometida por un bandido. Luis se puso al frente de la música y
consiguió, como hiciera el flautista de Hamelin, que todos desfilaran como
hipnotizados en fila india, empezando por los más pequeños y terminando por los
familiares que también estaban disfrazados. Para salir al “Atalaya Arena” había que pasar por un pasillo formado por zamarrones que trataban de
sacar a las víctimas del trance a correazo limpio, imagino que a los pequeños
les darían suave, pero doy fe que a los mayores nos arrearon de lo lindo.
Terminado el desfile los protagonistas rompieron filas y fueron
perseguidos por los zamarrones, que sacudían con ansia a todo infeliz que se
pusiera al alcance de su brazo. Más tarde saltó a la arena la vaca morena de la
ganadería de Victorino Martín, los de infantil se colaron por los burladeros al
patio cubierto huyendo del peligro y del frío, pero los demás corrían como en
los Sanfermines y maldito el frío que tenían.
Llegó después la hora de mantear los peleles y al grito de:
Tu madre te quiere,
tu padre también,
arriba el pelele,
arriba con él
En esta ocasión los peleles fueron indultados y se libraron de la
pira, ya que arreciaba mucho el aire y no era plan quemar Santander de nuevo 70
años después.
Muerto el burro, la cebada al rabo y lectura de testamento, los tres
lectores de las últimas voluntades se enchufaron pilas duracell y leyeron y
leyeron y leyeron... Momento en el que la veteranía es un grado, ya que la
atención que se presta a la lectura del testamento es proporcional a la
antigüedad que se tenga en el cole, pues es un poquillo difícil captar una
copla de un profe que aún no te ha tocado.
Volvió Luis a ponerse al frente de la música y, cual
encantador de serpientes, consiguió que todos los alumnos y algunos padres se
movieran al compás de músicas de actualidad y de otros clásicos.
Después de tanto ejercicio los
camareros oficiales de la AFA
sirvieron el catering (refresco + chuches) y los alumnos se
replegaron por cursos para recoger su ración y sentarse en corros a digerir la
jornada.
Una vez finalizado el programa oficial pasó como en las bodas, que unos
se van en cuanto se acaba la cena y otros lo hacen cuando se cierra el
chiringuito. Poco a poco se fueron yendo los protagonistas, disfrutando el
inicio del carnaval, imaginando lo que sucedería en los siguientes días de
fiestas … y pensando ya cuál será el disfraz del año que viene.
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