miércoles, 13 de marzo de 2013

Crónica de carnavales: Resaca de la fiesta (y III)


Una vez tratados los acontecimientos y adversidades que rodearon la celebración del “Atalaya Fashion Carnival  Friday” y la descripción de los mejores momentos de la alfombra roja en la entrada del “Atalaya Pavillium”, en esta última crónica vamos a detallar los momentos estelares de la celebración.

A las 15 horas comenzaba la llegada de los protagonistas. La banda de “Alí Babá y los 40 ladrones“ salieron de la cueva en misión de reclutamiento, emplearon la estrategia de “Divide y Vencerás”  y cada clase fue sometida por un bandido. Luis se puso al frente de la música y consiguió, como hiciera el flautista de Hamelin, que todos desfilaran como hipnotizados en fila india, empezando por los más pequeños y terminando por los familiares que también estaban disfrazados. Para salir al “Atalaya Arena” había que pasar por un pasillo formado por zamarrones que trataban de sacar a las víctimas del trance a correazo limpio, imagino que a los pequeños les darían suave, pero doy fe que a los mayores nos arrearon de lo lindo.


Terminado el desfile los protagonistas rompieron filas y fueron perseguidos por los zamarrones, que sacudían con ansia a todo infeliz que se pusiera al alcance de su brazo. Más tarde saltó a la arena la vaca morena de la ganadería de Victorino Martín, los de infantil se colaron por los burladeros al patio cubierto huyendo del peligro y del frío, pero los demás corrían como en los Sanfermines y maldito el frío que tenían.

Llegó después la hora de mantear los peleles y al grito de:
           
Tu madre te quiere,
tu padre también,
arriba el pelele,
arriba con él



En esta ocasión los peleles fueron indultados y se libraron de la pira, ya que arreciaba mucho el aire y no era plan quemar Santander de nuevo 70 años después.

Muerto el burro, la cebada al rabo y lectura de testamento, los tres lectores de las últimas voluntades se enchufaron pilas duracell y leyeron y leyeron y leyeron... Momento en el que la veteranía es un grado, ya que la atención que se presta a la lectura del testamento es proporcional a la antigüedad que se tenga en el cole, pues es un poquillo difícil captar una copla de un profe que aún no te ha tocado.

Volvió Luis a ponerse al frente de la música y, cual encantador de serpientes, consiguió que todos los alumnos y algunos padres se movieran al compás de músicas de actualidad y de otros clásicos.


 Después de tanto ejercicio los camareros oficiales de la AFA sirvieron el catering (refresco + chuches) y los alumnos se replegaron por cursos para recoger su ración y sentarse en corros a digerir la jornada.

Una vez finalizado el programa oficial pasó como en las bodas, que unos se van en cuanto se acaba la cena y otros lo hacen cuando se cierra el chiringuito. Poco a poco se fueron yendo los protagonistas, disfrutando el inicio del carnaval, imaginando lo que sucedería en los siguientes días de fiestas … y pensando ya cuál será el disfraz del año que viene.

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