sábado, 1 de diciembre de 2012

El papel lo aguanta todo


Hace casi quinientos años andaban el rey Carlos I de España y el rey Francisco I de Francia a la greña, siempre reclamándose títulos y territorios mutuamente. Cuatro guerras nada menos, que se extendieron veintitrés años en el tiempo.
Fue en esta época de trifulcas que el emperador Carlos V recibió del rey Francisco I de Francia una declaración de guerra, tomando como aliado a Enrique VIII de Inglaterra. En la respuesta a la declaración de guerra, y en perfecto francés, Carlos V le contestó: El papel lo aguanta todo.
Evidentemente el rey inglés ni era aliado del francés ni maldita la gana que tenía de meterse en esos jardines, bastantes fregados tenía ya en su casa.  Esta época de guerras hispano-francesas coincide con toda la retahíla matrimonial del monarca inglés, comprenderemos entonces que el monarca andaba muy ocupado en palacio matando  a algunas de sus esposas, divorciándose de otras y hasta separándose de la iglesia de Roma… agotador.
Es desde entonces que la contestación de Carlos V ha quedado en el acervo popular, viniendo a significar que algo escrito, dicho o, sencillamente, planeado no tiene por que luego poder llevarse a la realidad con éxito. Que todo es más fácil de contar o escribir que de hacer. E incluso que podemos llenar hojas y hojas con mentiras o equivocaciones y esas palabras ni se tachan solas ni desaparecen, ¿alguien ha leído alguna vez el programa electoral de algún partido político? Pues eso, que el papel no es auto corrector.
Es por esto que muchas veces nos encontramos que en libros de historia, noticias del periódico, libros de consulta y hasta en el BOE es cada día más frecuente encontrar faltas de ortografía (sobre todo),  errores de concepto y, según la región donde se viva, las creencias religiosas o la deriva política del momento, manipulaciones intencionadas para tratar de llevar a los lectores por una determinada senda.
Los libros de texto de nuestros hijos no son una excepción, a veces nos hemos encontrado con errores en sus páginas, es por ello que queremos aprovechar esta plataforma para que, entre todos, podamos descubrir esos fallos que están en los libros de nuestros hijos, dirigiendo después a la editorial correspondiente un escrito con aquellos fallos encontrados.
Como también es cierto que El que tiene boca se equivoca, es posible nos pasemos de frenada y que lo que tomemos por un error no lo sea; animamos entonces a aquellos que no estén de acuerdo con lo que se exponga a que muestren su opinión y así, juntos, debatirlo para tratar de llegar a una conclusión válida.

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